LOS VIEJOS
Mallorca en invierno está llena de viejos. El turismo de jubilados. Piensas que vienen todos a morir pero eso no pasa, porque cada año vuelven, cada año hay nuevos viejos, salen de la fabrica de viejos y los meten en la isla, en el Arenal. El imserso. Esos jubilados hijos de puta son los peores clientes. Comen como bestias, comen como si no lo hubieran hecho nunca. Vienen al hotel para desayunar, comer, cenar, cagar y dormir. Vienen en pareja y se visten igual, para no perderse. Los ves caminando por la playa, los ves tomando el sol, (puede que sean los últimos rayos de sol que tomen en sus vidas). Cuerpos gastados y encogidos, mujeres calvas con ropas fluorescentes, dentaduras postizas, demencia, diabetes, babas, andadores, sillas de ruedas. El hotel en invierno es un geriátrico. Cada año muere más de uno, en medio del comedor, mientras duermen, un paro cardiaco mientras caminan por el paseo de la playa. Los viejos son feos, no molan, la vejez da asco, y más asco da verlos comer. Una vez una señora muy mayor se paró delante de la plancha y me preguntó si el pescado era fresco, me podía haber reído durante horas, pero no lo hice. le contesté que sí, que era fresquisimo. Luego empecé a imaginar una historia en la que el jefe de cocina se levantaba cada día a las 4 de la mañana para ir a pescar a aguas del cantábrico, que iba con los negros de la máquina, que pescaban muchos peces y que volvían al hotel sobre las 9 de la mañana y se ponían a preparar el pescado. Mucha risa, ¿no?
LAS CUCARACHAS
Tenemos que hablar de ellas: En los hoteles hay cucarachas -vale, ya lo he dicho- Es así, es una verdad, una realidad,- Espera, puedo empeorarlo más-. Los hoteles está plagados de miles de cucarachas. Muchos hoteles se han construido en viejos solares al lado de bosques. El arenal está lleno de bosques, viejas canteras abandonadas. Los hoteles se construyeron en los años 60 y llevan toda la vida ahí plantados. Casi cada año, los hoteles cierran unos meses y hacen una pequeña reforma: pintar la fachada, las habitaciones, cambiar algún mueble del comedor. Lo intentan poner más bonito pero las cucarachas siguen viviendo en su interior. Se pasean por los sótanos, las tuberías, los muebles del comedor, de la cocina. Están por todo el maldito hotel y se van a quedar ahí para siempre. Sí, en un improbable Apocalipsis (ya sea zombi o nuclear), las cucarachas seguirían vivas para seguir dando por culo.
Hace muchos años, en otro hotel; El jefe de cocina se acercó a mí y me dijo :« baja al economato y barre las cucarachas, que han venido a fumigar por la tarde» . Fue mi primer contacto con ellas dentro un hotel. Abrí la puerta del economato de la cocina y aquello era un cementerio de cucarachas; barrí cucarachas casi una hora.
No sé cada cuanto tiempo pasan los fumigadores por los hoteles, pero yo nunca los he visto. Me los imagino recorriendo los pasillos de los sótanos: vestidos con sus uniformes de caza fantasmas, con sus pistolas láser buscando a esos pequeños aliens. En ese mismo hotel, estando en el comedor; una clienta se me acercó con un plato con un trozo de tortilla de patatas y me lo dio. Dentro la tortilla había una cucaracha que sobresalía de ella, con sus patitas, toda muerta. Me quedé cortado y no supe que decirle, cogí el plato y volví a entrar en la cocina.
En el caso de que aparezca una cucaracha en el comedor, ¿quién tiene la obligación de matarla? Las camareras por lo general salen corriendo. El dueño del hotel está en su piscina con unas prostitutas rusas. Los de la recepción no van a entrar en el comedor para acabar con la vida de la cucaracha.
Hace unas semanas; en el turno de tarde, estaba con un compañero de la cocina, estamos en medio del comedor, al lado del bufete, una cucaracha apareció corriendo en medio de los clientes y una clienta nos miró y señaló a la cucaracha.
-Toni, ve a matarla-.
-¿yo?, ni de coña, no es mía. Ve tú.
-Yo no voy a ir-.
-Yo si que no voy a ir. Que la maten los camareros.
Al final la cucaracha se metió por debajo de una mesa y le perdimos la pista. Nadie fue a matarla.
MIS COMPAÑEROS DE COCINA
El primer día que entré a trabajar pensé que estaba en un país extranjero, luego me di cuenta de que todos mis compañeros eran andaluces; de Jaén, o de Granada, o he Huelva. Yo me sentía como en la Guerra de las Galaxias, intentando hacerme entender entre aquellos gilipollas.
Normalmente la gente tiene una imagen distorsionada de las cocinas y de los cocineros. Todo por culpa de las películas y programas de televisión que han vendido una idea romántica y maravillosa de cocinar: Ratatui, el chef ese de la tele, Master Chef, los cocineros con tatuajes y pelo guay que cocinan mierdas con espuma en sus restaurantes laboratorio (todo eso no es real).
Las cocinas de verdad son un puto infierno: son grandes, feas, sucias, todo arde, todo da asco, el suelo, las paredes, las planchas, los fogones, los extractores. Non son lugares para querer estar. Luego hay algo extrañamente adictivo, a estar mal, a estar en la mierda. Cuando pasas demasiados años metido en ellas corres el riesgo de pasar a ser mobiliario más.
Primer día en las taquillas.
-Soy Toni, empiezo a trabajar hoy.
-Yo me llamo Sergio.
Sergio tiene cara de joven desgastado; por las fiestas, demasiadas drogas, demasiadas putas y paquete de tabaco.
Saco de una bolsa de plástico toda la ropa nueva que me han dado, ahora parece nueva, limpia, sienta bien estrenar ropa nueva. Después de 8 horas de cocina la ropa ya estará sucia, sudada y asquerosa.
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