Siempre que me topo con un anuncio de la desaparición de un abuelo perdido (ya sea en un folio mal pegado en una farola o en una publicación de Twitter), siempre me hago la misma pregunta: ¿y si todo este tiempo ha sido el mismo abuelo? No quiero que se me mal interprete, y tampoco me gusta jugar con el humor negro, pero, coño, pasada una edad, sobre todo si no te has cuidado, todos los señores de ochenta años parecen el mismo. ¿Para qué cojones queréis encontrar a ese abuelo perdido si siempre habéis pasado de él? Me pasa lo mismo cuando me encuentro carteles de periquitos perdidos por la zona. ¿De verdad vives en un mundo de fantasía en el que crees que tu periquito va a ser encontrado para volver a casa para seguir encerrado en una jaula?
Y volviendo al tema de los abuelos; hace un par de años, cuando vivía en Madrid, volví a Mallorca unos días para visitar a mi padre, y cuando llegué a su casa él no estaba. En ese momento pensé que estaría en algún bar esquinero y salí en su búsqueda. Empecé la ruta de bares y al llegar al primero, me fije en que estaba repleto de señores mayores como mi padre, y aquello era como un Busca a Wally; todos esos señores jubilados con su ropa de gente mayor, sus grandes barrigas de beber y comer mal, y todos con sus gorras de ancianos.
Un rato más tarde, y después de analizar el tema de los ancianos, me metí en la cama para echar una siesta y ya no me pude dormir pensando en los abuelos: empecé a idear una extraña historia para una película en la que treinta años más tarde, empezaban a aparecer todos esos abuelos perdidos y, muchos de ellos aparecían en el bosque y volvían a sus casas; los abuelos seguían con el mismo aspecto que tenían cuando se perdieron (abuelos y abuelas de entre 70 y 80 años), y al volver a sus casas, todo el mundo había envejecido porque habían pasado treinta años, y sus hijos ahora eran muy mayores y sus nietos también.
Mientras pensaba en la historia y en cómo rodarla, me emocionaba cada vez más, ¿así cómo coño me iba a dormir? Y empecé a idear un casting para mi peli pero con actores americanos: Jeff Bridges podría ser uno de los hijos, y pensé en Susan Sarandon (casi nada), Julia Roberts, Edward Norton, y estos serían los papeles para los hijos; y de nietos pensé en gente de entre 37 y treinta y muchos, como Jennifer Lawrence y Zendaya. Dios mío, no podía parar de crear… Luego pensé en levantarme de la cama para empezar a escribir el guion con el título «Los abuelos perdidos del espacio», porque si habían estado perdidos durante tantos años, y habían vuelto 30 años más tarde, y seguían con el mismo aspecto, es que por medio tenía que haber alguna movida extraterrestre, y eso tampoco supondría ningún problema de presupuesto, porque a la hora de escribir, no me haría falta enseñar ninguna nave, ni a ningún ser extraterrestre; lo podría escribir todo como una especie de peli pequeña de ciencia ficción muy indie, de esas que pasan por festivales y ganan un montón de premios. Luego me imaginé en un festival en Toronto, y después del pase de mi peli, todo el mundo se ponía de pie, y sin darme cuenta, a mí lado tenía a Tarantino llorando y aplaudiendo; luego Quentin me daba un abrazo y me decía al oído: «es el mejor film de ciencia ficción que se ha hecho en la historia».
En el momento en el que decidí levantarme de la cama, me vino de golpe una imagen de la película Cocoon (aquella fantástica película de los ochenta con ancianos y extraterrestres). Después de pensar en Cocoon ya no vi ningún motivo para levantarme a escribir y me quedé dormido.
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