Todo va a salir…
19:58 y he vuelto a actuar. Tenía ganas de show, claramente ya no es por el dinero; el dinero nunca vino. Lo necesitaba para mi cabeza, para ordenar, conectar los putos cables fundidos. Lo mejor de hacer “comedia” claramente está en hacerlo en directo, para la gente; cuando sale bien pasan cosas que no estaban ensayadas ni escritas sobre el papel “del ordenador”. A las 17:00 arrancaba el show: con mis vídeos y mis mierdas de internet. El tiempo se pasa volando cuando te lo pasas bien; a las 18:20 cantaba esa (canción de siempre) y me despedía, el martes volveré a actuar y luego show en la isla. 20:01 muchas veces pienso que es difícil desconectar de esto, creo que no se puede. Si eres fontanero, un jardinero o un técnico de algo, dejas la ropa en la taquilla oxidada y te vuelves a casa y te metes unas cervezas delante de la tele mientras acaricias a tu perro. Si te levantas con la cabeza a reventar de ideas no te queda otra que desarrollarlas, de la manera que sea: en papel, vídeo, un guión, una peli, un disco. Cualquier medio que te permita soltar esas ideas. También está esa idea de que todo esto que hacemos es para que “quede algo”; lo de dejar algo (¿qué pollas quieres decir?) «Yo al menos aporto algo».- No sé, vete a cagar-. A mí lo que más me cuesta es desconectar; si estoy viendo una peli me vienen ideas para escribir cosas (es una putada), así cómo quieres que me relaje y me centre en la peli.
Cuando salgo de casa lo hago pensando en que desconectaré, no sé: puedo salir a dar un paseo, tomar un café y luego meterme en el mercadona para comprar cuatro cosas. Y si tengo un poco de suerte intentaré no pensar en ninguna gilipollez que luego quiera llevarla a mi comedia. Después de recorrer algunos pasillos (lista de la compra en mano), me acerqué hasta el mostrador de “comida para llevar” (puede que la parte que más me mole del Mercadona); cogí mi numero y esperé. Estaba ahí agarrado a mi carrito y casi disfruto de “no pensar en nada”; casi llego a un blanco total mental en el que ponis rosas danzaba sobre un maravilloso arcoíris y se meaban entre ellos y, todo era paz y tranquilidad con su buena “banda sonora clásica” de fondo. Luego una señora dependienta (muy maja) me preguntó qué quería. -Ponme dos raciones de paella -le dije-. Una pareja de señores mayores llegaron después y también pidieron paella, pero la última que quedaba me la iba a llevar yo . «Esta es la última que queda y se la va a llevar el señor» -dijo la dependienta dirigiéndose a mí-. Y claro, joder, me hizo sentir especial, porque no había más paella; toda la que quedaba en la paellera era para mí, y lo más importante, me había llamado Señor. Yo era “El Señor puto importante” que se iba a llevar las dos últimas raciones del día.
Eran las 14:20 de la tarde y claramente después de esa, las cocina no iba a preparar otra paella. Nunca había recorrido los pasillos del Mercadona con esa sensación de grandeza, pasé por en medio de los señores con mi carro, con la bola con la paella dentro. Sentí que a partir de ese momento las cosas me iban a ir bien y que la vida volvía a tener sentido, podía volar por los pasillos del supermercado y casi soy feliz. Luego pagué en la caja, metí toda la compra en la bolsa y cuando salí por la puerta todo volvió a ser una puta mierda.
Después del show de hoy me he despedido y he salido a dar una vuelta por el centro. Callao y Gran Vía a reventar de gente. La pandemia a tope y la gente pensando en sus comprar y sus rebajas. He cruzado toda la masa y me he metido en un Rodilla (puede que mi cadena preferida). Los mejores momentos fracasando y hundiéndome un poco más los he vivido metido en un `Rodilla´, o en un `Vips´. Los Rodilla son un imán para divorciados cuarentones, familias que no se aguantan, aspirantes a guionistas “que no van a vender nada en su puta vida” o cómicos deprimidos que acaban de salir de su último show. Me he sentado en una mesa, al lado de otra con un letrero encima «Aunque estemos separados nos sentimos más juntos que nunca». Piensa que hay publicistas que han creado eso, lo han vendido y se ha facturado (flipa colega). Esas mesas sin nadie “distancia de seguridad”.
En la mesa siguiente, un grupo de adolescentes recién salidos de la escuela de Instagram; 5 chicos y una chica, todos muy jóvenes, todos muy idiotas. Hablaban de sus carreras como modelos (pistola directamente a la boca), todos eran un clon del colega que tenía al lado: el mismo corte de pelo, morenos, gais, algún tatuaje; esas ropas (con la que podrías ser aspirante a traficante de drogas o niño atado en el sótano de un pederasta ucraniano). Hablaban de seguidores, de sus representantes y de Tic Tok. -Joder, pero qué puta pena de mundo-. En ningún momento han hablado de Francis Bacon o de Pulp Fiction. «¿Tú tienes perro o novio?» -le ha preguntado uno de los chicos a la única chica del grupo-. Después de eso se han puesto sus abrigos y se han largado. Yo he sacado el ordenador de la bolsa y me he puesto a escribir todo esto. 20:37 y todo esto es un sábado. Aun queda algo de día, pero por mí ya está.
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