10 de Diciembre
En la isla el toque de queda ahora es a las 22:00H. A las ocho todos borrachos.
Hoy es jueves y he vuelto a dormir como -el puto culo- en mi mini cama en ese improvisado e incomodísimo cuartucho junto a una tabla de planchar, una foto enmarcada de Villarrodrigo (pueblo de mi padre) y un horrible armario (que se cae a pedazos) que casi es más grande que el propio cuartucho. Encima del armario mi padre tiene sombreros (con motivo de las fiestas de su pueblo) y algunas cosas de cuando hizo la mili.
14:38 y en las noticias hablan del Rey (todo el tiempo). Me inquieta mucho cuando en las ruedas de prensa, los periodistas preguntan a según que político sobre la casa Real. Entonces empiezan hablar (no digo contestar) en un “idioma extraño” construido a base de frases imposibles de comprender para el ser humano “normal”; vamos a contestar diciendo cosas muy raras en plan “somos unos putos robots” y no queremos meternos en problemas porque `La Corona´ ha aportado muchas cosas buenas a este país. (“Nunca antes se había robado con tanta clase”).
14:52 y hablan del nuevo hospital. «No tenemos sillas ni donde sentarnos». Dice una enfermera […] Sobre las 10:30 salía de la cama para meterme en la cafetería “oficina” que hay cruzando la calle. Dormir aquí siempre es difícil (por mil razones que no voy a compartir por aquí). Mientras desayunaba, a mi lado, en otra mesa, una pareja no paraba de hablar todo el tiempo; parecía que se estaban conociendo: ella le ha dicho que tenía 38, él seguramente más de 40; ella con hijos, él no ha mencionado nada de hijos .Me pasa muchas veces que sin querer, acabo pegando la oreja y empiezo a grabar mentalmente conversaciones que me importan una mierda. Mientras hablaban iba pensando que se acaban de conocer en alguna red social “Covid-love”: una red social para encontrar el amor en tiempos apocalípticos, cuando el final puede que sea el principio.
En esa mensa durante la conversación se hablado de: Hijos, pandemia, enfermedades, muertos, madres, conflictos, divorcio, servicios sociales, familias desestructuradas (él había trabajado unos años en un centro con menores conflictivos), padres borrachos, custodia, temporadas de verano, hoteles, camareras, series de Netflix, el pueblo de él, amigos , la isla, y algo sobre el futuro en plan «¿Tú qué tienes pesando hacer?». Puede que ahora mismo sea la pregunta más personal e invasiva. Tengo la sensación de que muchos llevamos improvisando el día día desde hace mucho tiempo. Al final he podido desconectar, tenía algo más importante en el móvil que estar pendiente de ellos. No sé en qué ha quedado todo; yo no sé si se han acabado enamorando tras esos cafés y toda esa sinceridad y derrotismo; las nuevas formas de ligar “a ver quién está más en la mierda”. A lo mejor también me estoy montando mi película y sólo era un desayuno de nuevos amigos, sin buscar nada más: quedamos, nos conocemos y nos contamos todas nuestras miserias […]
17:24 y después de una siesta (nada reparadora) salgo de la cama y me meto en el baño; me miro en el espejo y siento que he envejecido 3 años desde que estoy por aquí: “el efecto Arenal”. Aquí te mueres y te pudres, luego no sé cómo, sigues viviendo como un zombie. Me meto de nuevo en el bar, lo más cerca de la puerta: un árbol de navidad acompaña a la máquina de tabaco. Al fondo del bar, junto a la tele , hay 3 personas “hablando”; Uno de ellos emite una extraña barrera de sonido de mierda : voz rota de borracho que no ha abierto un libro en su puta vida. Se puede oír su asqueroso ruido desde cualquier parte del bar porque no para de gritar. Si quería estar un rato tranquilo está claro que no ha sido buena opción, quedarme encerrado en el cuartucho casi era peor. ¿Pero cuando cojones se termina el año? Esto está durando demasiado […]
20:12 y no sé sí veré las noticias de las nueve, ¿demasiada desinformación todo el tiempo? He vuelto a encerrarme en mi pequeño cuartucho, con todos mis libros y cómics, no me queda mucho más de mi “ex-vida”. Aquí todo es el pasado; recuerdos todo el tiempo (a cual peor). Alguno también bueno claro. Yo creo que estás un poco deprimido y en la mierda ¿no te parece? La tabla de planchar sigue ahí, apoyada en la pared, tan quieta y callada. Hace un rato he ido a dar una vuelta y he bajado hasta la playa, (ha sido un gran peor momento). El mar, las olas, toda la oscuridad del barrio, todos los hoteles cerrados “como esperando algo”; el paseo de la playa con alguna gente caminando. El Burger King abierto, como un extraño espacio anclado en alguna parte del tiempo. Está abierto pero nadie entra, no hay turismo, todo está muerto por aquí. Cierro por aquí. 20:19
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