25 de diciembre y es navidad. No sé, esperaba salir a la calle para hacer un muñeco de nieve y jugar a tirarnos bolas, no ha podido ser. Otro año de decepción. 18:33 sobre la mesa de mi (improvisada oficina con vistas a Móstoles). El especial de Raphael hay que decir que estuvo realmente (¿bien?) No lo sé, vi un poco por encima y me dio la sensación de que fue lo de siempre: el mismo formato de televisión que lleva haciendo 80 años.
cosas que quiero hacer esta semana: Ser un icono gay .Desayunar con una familia de gatos. Aprender un oficio antiguo. Hacer una güija en el bosque. Pintar un autorretrato con cara de perro. Atravesar el interior de un trueno con una bici voladora. Parar un tren con los pies. Estornudar en el interior de una ballena. Hacer burbujas en una piscina helada. cocinar con una katana .Meter a un enano en un horno. Sé que muchas de estas cosas no las podré realizar, pero por falta de tiempo y espacio. 26 de diciembre ¿esto sigue siendo navidad? 13:28 y tengo un frío que te cagas. En la tele un reportaje sobre el aceite de palma. «Niños, alegaos de ese maldito aceite».
27 de diciembre y hace frío «han bajado las temperaturas» (frase de señor mayor». Miro por la ventana y a lo lejos veo como llega el tren, pienso que el tren llega frío. 14:15 y en la tele todo el tiempo la vacuna, ya está aquí. Voy a comer, luego una siesta, luego miraré mi bandeja de entrada, no sé, por si hay lago que lo cambie todo. Tengo el azúcar controlado y la cabeza fatal. Si todo esto de la vacuna va bien, yo creo que en un par de meses estamos todos de nuevo en la playa borrachos. O esperamos un poco, por lo de la playa digo.
28 de diciembre. 12:49 sobre la mesa ya hemos desayunado y de la cabeza sigo fatal. Presiento que va a ser otro día de -no oficina-. Vuelvo a soñar que me levanto temprano para ir a trabajar a una importante empresa, de esas que tienen máquinas de agua para el personal y una pequeña cantina en la que puedes comer tu comida en un taper […]
«Son días así». Poca cosa por el momento, creo que termina el año y han pasado un montón de cosas: 2020 para recordar como el 11-S. 2020 todo el tiempo «pero qué año más raro», todo raro, -¿tú qué tal, estáis bien?- Pues fatal hija. Lo que le voy a pedir al 2021 es dejar de hablar del 20.19:21 y este diario está resultando ser un coñazo, no me pasan muchas cosas, tampoco me las quiero inventar. He salido a la calle para ir hasta el mercadona; por el camino me he cruzado con señores mayores muy rígidos con guantes, parecían caminar al cámara lenta hacia mí. He comprado cuatro cosas: he pasado por los congelados y he metido espinacas en el carro, luego he cogido mermelada sin azúcar (que me ha recordado a la muerte). Luego he pasado por la caja y la chica me ha vuelto a preguntar si tenía la tarjeta de no sé qué, -le he dicho que no, otra vez-. Después de eso he vuelto a casa y me he pegado al radiador. Estaba apagado.29 de diciembre.
11:54H y café con leche sobre la mesa. Hace sol, hay vida en la calle, en cualquier momento me voy a poner a cantar una canción folk inventada. 15:00H y el presidente en la tele en otra rueda de prensa para hacer análisis del puto año. A Sánchez le quitas todos los «y en definitiva» que dice, y su discurso se queda en nada […]
17:20H sobre la mesa y, claramente diciembre es el mes de los anuncios de perfumes: en esos anuncios hombres guapos y morenos muy heterosexuales caminan por pueblo italianos y quedan con otros hombres -también muy heterosexuales-y llevan camisas extrañamente ajustadas a punto de reventar enseñando sus pechos perfectamente depilados (que no tiene nada de heterosexual), y beben café, y quedan con tías buenas que van con vestidos de noche, y no sé… joder. -Me parece una extraña manera de vender perfumes, porque la puta vida no es así-. Yo bebo café en bares de putos viejos de barrio de Móstoles […]
Antes de comer me he metido en la ducha para hacer todas las cosas que suelo hacer en ella. Después de acabar de frotar mi poderoso cuerpo esculpido en bronce, me he quitado todo el jabón; luego he ido a abrir la puerta de la ducha y he tenido que hacer un poco de esfuerzo de más para poder abrirla; estaba un poco atascada. No había pasado tanta tensión en mi vida desde que vi aquella película de Steven Seagal (no me acuerdo del título). Por unos instantes, toda mi vida ha pasado en segundos por mi cabeza y de repente me he visto pasando el restos de mis días encerrado en la ducha sin poder salir nunca más de ese pequeño espacio. «Lo siento Toni, no te vamos a poder sacar de la ducha porque romperíamos la puerta, y la verdad, no vale pena». Me dirían algo así, y me pasarían la comida por la pequeña ventana y mi vida sería otra. Sé que todo esto te puede parecer una tontería, pero yo he vivido esa pesadilla que ha durado apenas unos segundos.
17:34 y ya no le puedo pedir más a la vida (no sé qué mierda estoy diciendo). Siempre quise escribir un «ya no le puedo pedir más a la vida» y después de esto quedarme completamente lleno y satisfecho. Ya lo he hecho todo; ya he bebido de las mieles de la vida. Una vez me invitaron a una orgía, pero llegué tarde y no me abrieron. 17:37 y creo que voy a meter la cabeza en el horno. ¿Sigue siendo lunes? Eso fue ayer ¿no? Ya no sé ni en qué día me encuentro.
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