26 de enero y he decidido que a partir de hoy voy a intentar auto-analizarme para averiguar «¿qué diablos me pasa y descubrir quién cojones soy?» Con esta premisa pienso que sería un inicio muy interesante para empezar algo. Desde hace unos meses me ronda por la cabeza la idea de un formato de alguien en la búsqueda de la felicidad, así de sencillo […] 14:08 y vuelvo de la calle, acabo de poner la compra en su sitio y me he lavado y frotado las manos. He bajado hace un rato para comprar cuatro cosas. Primero he hecho cola en el interior de una nube de humo en la puerta del estanco que hay debajo de casa, detrás de mí, (también haciendo cola) esperaba el señor más podrido del barrio. Dentro del estanco una madre y su hija -que parecía un clon de la madre: mismo tipito, misma caderas, mismo futuro por delante-. Mientras ellas salían, caminaba hacía mí otra señora muy destruida y deprimente, llevaba un bastón y no paraba de fumar. Mientras la miraba pensaba: «joder, demasiado realismo sucio en este lugar, aquí no hay nadie sano».
Luego me he puesto a pensar que tengo la -no sé si suerte- de no ser un fumador como toda gente que me rodeaba. Al entrar en el estanco me he plantado delante de la ventanilla, y antes de la chica me atendiera, a mi izquierda, al fondo del estanco, una chica me ha preguntado si yo fumaba; le he dicho que no. La chica estaba haciendo un promo de vapeadores (o algo así creo que era). He comprado un paquete de tabaco y otro de liar; el tabaco era para mi novia y su madre.
Después de pagar, he seguido con mi camino en la búsqueda de la felicidad -tenía que ir hasta el supermercado-. He cruzado un semáforo y en la acera de enfrente, he visto a unos hombres metidos en una obra en la fachada de un edificio (una obra de las de toda la vida); mientras miraba la escena, con un señor mayor debajo que también miraba lo mismo, he pensando :las obras vuelven, entonces puede que no esté todo perdido. No es que haya sentido felicidad al ver la obra, pero me ha recordado a tiempos pasados, a otras cosas. -No sé, puede que lleve demasiado tiempo confinado. Después de hacer la compra he vuelto a casa, mientras subía en el ascensor me he puesto a pensar si realmente iba a funcionar esto de «la búsqueda de la felicidad».
14:36 y pienso sobre un comentario que alguien me dejó ayer en mi blog después publicar un entrada de este “diario raro”. El comentario decía: «lamentable». Vale, estoy de acuerdo; desde hace tiempo que todo esto se ha vuelto lamentable; luego pienso que creo que siempre lo ha sido. Siempre me he ido hacia los pensamientos oscuros y tristes.
27 de enero. 13:32 y el día empieza con una ducha y un afeitado. Comeré y luego saldré por la puerta para caminar una hora. La tele apagada y creo que está mejor así. «El mundo se fue a la mierda hace ya bastante tiempo».
17:55 y de nuevo he vuelto a salir a recorrer las calles con mi paseo de “diabético señor mayor”. Cada vez paso más rato en esas caminatas mientras escucho música y pienso en mis cosas: en mi objetivo de buscar la felicidad. De nuevo lo ha encontrado, y eso que he caminado hasta el viejo Móstoles.
17:58 y en algún momento debería tener alguna noticia sobre esa próxima reunión -¿de trabajo?- Esto va a estar bien, tengo que ponerme en forma. «Pensamientos, ideas, ¿qué viene ahora?».
Siempre que entro en cualquier red social, veo que cada vez más, los nuevos influencers tienen más presencia :esos treintañeros con barba que se hacen millonarios delante de sus pantallas haciendo directos de videojuegos encerrados en sus habitaciones con decoración de adolescente.
¿Está todo perdido? No estoy entendiendo nada. Desde hace años que son los nuevos modelos -a seguir- por millones de chavales que piensan que el futuro es eso. Vale, es mi discurso de señor mayor, no sé.
28 de enero. «Creo que no es un buen momento para nada ahora mismo».
12:48 y segundo café de la mañana. No me he duchado y por el momento no he bajado a comprar nada al Mercadona -pero qué vida más emocionante-. Cielo gris, puede que llueva, no lo sé. En estos días raros… y en otro orden de cosas…12:56 y la tele apagada. debería ponerme a hacer cosas, ¿pero qué cosas? De nuevo me costó dormirme por la noche. Vimos una película, `La conversación´, y nos gustó mucho. Gene Hackman (actualmente retirado y desaparecido) nunca fue joven. 13:52 y las noticias de fondo; vuelven a hablar de todos esos corruptos que se han saltado la espera y ya se ha vacunado.
18:07 y después de mi hora de caminata me he dado una ducha -lo sé, todo esto no te interesa una puta mierda, también puedes dejar de leer-. Después de comer chino (que habíamos pedido) y del que me he pasado comiendo de más, me he puesto la chaqueta, he cogido mi mp3 y he salido por la puerta. Si el “volumen” de mi azúcar se pone a mil, mi cabeza se convierte en carne picada podrida pasada por una trituradora; entonces, un millón de nubes grises tapan cualquier pequeño hueco por el que se pueda colar un poco de luz. Cuando he empezado mi paseo, los únicos pensamientos que pasaban por mi cabeza eran tristes y destructivos en plan: accidentes de trafico con señoras aplastadas en los semáforos con bolsas de la compra esparcidas por la carretera, países bombardeados mientras miles de niños con la cara sucia corrían para huir de los tanques, fabricas cerradas con sus trabajadores obligados a ir al paro y pasar sus días metidos en los bares jugando a las máquinas…(más otros pensamientos igual de oscuros). A los 40 minutos de estar caminando sin parar, todos estos pensamientos se han diluido y me he empezado a encontrar un poco mejor, al menos más aliviado.
18:31 una manzana y té con leche para merendar. Creo que voy a bajar a comprar cuatro cosa. Mi medico me ha llamado para preguntarme cómo lo llevo; le he dicho que bien; le he dicho cómo tengo los niveles y lo de mis caminantes diarias después de comer. Le ha parecido todo correcto y me ha dicho que me llamaría en tres semanas. Siempre me digo lo mismo: que me gustaría poder contar más cosas y tener novedades laborales, pero por el momento eso parece que no es posible (lamentable). A ver qué tal mañana. 18:35 y sí, voy a bajar hasta el supermercado.
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